El peor segundo de Enric Mas
Estaba anunciado y escrito. No cabía tregua posible. La organización buscaba batalla desde el primer día. Se puede concluir que lo ha conseguido. Los sprinters han sufrido mucho más de lo imaginado. No era su día, pero nadie les dijo que lo tendrían imposible. El fuerte ritmo que impusieron el Jumbo- Visma y el Soudal- Quick Step despedazó al pelotón. Saltaron tantos hombres como nombres. Sagan, Jakobsen, Pedersen, Girmay se veían obligados a dosificar sus esfuerzos. De los siameses, Van Aert o Van der Poel, apenas hubo noticias. Quizá mañana les vaya mejor.
Una verdadera clásica, emboscada y camuflada en pleno Tour de Francia. Cinco cotas, y entre estas, dos muros. El de Laikuz, para empezar, y el de Pike para rematar la primera entrega de la fiesta. La afición vasca ha vuelto a responder con su colorido y conocidas señas de identidad. La irrupción de emociones y sentimientos confluían en una primera etapa, que ha movilizado a toda una multitud a lo largo de toda la carrera, animando y jaleando a los ciclistas. Un decorado inmejorable, además de un anfitrión difícil de batir.
La victoria ha sido fraternal. Algo inédito en la larga y prolija historia del Tour. Adam y Simon Yates, defendiendo intereses diferentes, han fraguado una alianza temporal. La hermandad se ha roto cuando se trataba de saber quién de los dos cruzaba primero la meta. Lo hizo Adam. El ciclista del UAE ha obtenido el botín deseado después del excelente trabajo de su equipo.
Entre líneas, concluyo que la escuadra de Pogacar ha conseguido la iniciativa moral. Ha marcado territorio. Saben que la fuerza física e intimidatoria del equipo es un detalle fundamental. Y ya se sabe que el que da primero, da dos veces. Y que en los detalles, se forja el éxito.
Drama en el Movistar
Sin embargo, no hay fiesta que se precie sin su dosis de resaca. Cuando la carrera encarrilaba su momento decisivo, el fantasma de un descenso volvía a aparecer en la historia ciclista de Enric Mas. La crueldad se cruzaba en su camino destrozando toda la preparación y muchos meses de trabajo. Una desgraciada caída en la que también se vio afectado y perjudicado otro aspirante, Richard Carapaz. El ecuatoriano perdía todas sus opciones, y el mallorquín se veía obligado a tener que abandonar en el día de estreno del Tour de Francia.
Difícil por no decir imposible encontrar consuelo o explicación a lo sucedido. En el primer día, como en el cuento de la lechera, todos los sueños desparramados sin que exista solución. Esto es el Tour y el precio que factura el ciclismo. Un deporte tan exigente que por un segundo se puede conquistar la gloria, y por el mismo tiempo, caer sobre uno la noche más oscura. Para Mas, el sol volverá a amanecer en La Vuelta.
Temas:
- Tour de Francia